Érase una vez…

Érase una vez una princesa eslovaca que vivía en un gran castillo en España. Alomejor no soy una princesa y no vivo en un castillo, pero mi vida es el cuento de hadas.

Mi tercer mes en España. ¿No es una locura? Hay  veces que pienso que estoy soñando, pero no hay ninguna alarma para despertarme.

Mucha gente dice que la vida no es como un cuento de hadas, pero la verdad es que solo  la persona que no la ha experimentado esa aventura, es capaz de decirlo.

¿ Y cómo estuvo mi tercer mes?

                Primero me gustaria dedicar unas palabras a mi adorable compañero de cuarto Alex, que fue la persona más desafortunada que jamás haya vivido conmigo. Fue la persona que tuvo que sufrir mis días malos, mi locura, mis lágrimas, mi silencio y mis bromas sin sentido.

 Él estuvo ahí para mí siempre que lo necesitaba. Creo que mi vida en el extranjero fue mucho más fácil porque él estaba a mi lado. Nos convertimos en una pequeña familia española que podía hablar el idioma inglés, húngaro y español al mismo tiempo. Creo que no podía esperar a alguien mejor. Lo recordaré siempre con la sonrisa más grande que mi boca sea capaz de hacer, y con un gran recuerdo escrito en mi corazón sobre él. Si estás leyendo esto, muchas gracias Alex, dondequiera que vayan nuestros caminos, espero que estemos en contacto.

En el Mayo me  he mudado al Quart de Poblet,

¿Y cómo es mi vida en Quart?

Me siento como si estuviera al principio del viaje una vez más. Tengo que descubrir calles, parques, tiendas aquí. Necesito hacer nuevas amistades.

La ciudad es hermosa con tantos lugares a donde ir. Vivo en un piso compartido con españoles, así que estoy deseando vivir la vida española. Puedo ver la diferencia en la cultura. Estoy aprendiendo cosas nuevas e idioma.

Vivo a pocos minutos del trabajo, al lado de la estación del metro. Si siento que me estoy volviendo loca, simplemente bajo las escaleras y al lado de mi casa está el bar, donde veo a la gente riendo y disfrutando de la vida.

En el trabajo, incluso esa palabra “trabajo” me sueña extraña, porque estoy muy feliz de ir allí todos los días, hacemos muchas cosas interesantes con los adolescentes. Estamos aprendiendo cosas nuevas, visitando lugares tan interesantes, mejorando nuestras habilidades y, sobre todo, nos estamos convirtiendo en un gran grupo de amigos. Descubrimos que tenemos dos manos: una para ayudarnos a nosotros mismos y la otra para ayudar a los demás.

Si alguien me preguntara si quisiera cambiarlo, mi respuesta definitivamente sería no.

No puedo decir que todos los días sean fáciles, porque no lo es. Aprendí mis fortalezas y mis debilidades. Experimenté la euforia de las subidas y la desesperación de las bajas y la mayoría de los sentimientos intermedios. Aprendí coraje.

¿Mi consejo?

Sé valiente. Toma riesgos. ¡Nada puede sustituir tu experiencia!