El sexto mes de voluntariado en Quart de Poblet: reflexiones sobre una experiencia única – Septiembre 2024
Mi sexto mes de voluntariado con el Cuerpo Europeo de Solidaridad en Quart de Poblet fue un mes lleno de eventos, emociones y nuevas experiencias. Septiembre comenzó con una explosión de diversión: ¡el Holi! Se trata de una fiesta que celebra los colores, la alegría y la diversión, y en Quart de Poblet fue realmente un momento explosivo. Yo participé activamente en la venta de los polvos de colores, junto con los técnicos del Ayuntamiento y otros dos chicos que trabajan para Quart per l’Esport, Desirè y Alex. Pero, ¿qué es exactamente el Holi? Durante el evento, las personas que se habían inscrito previamente y compraron las camisetas del evento y los polvos de colores (hechos de harina de maíz, por lo tanto, seguros) se encontraron para recorrer un camino especialmente preparado. A lo largo del recorrido, todos eran libres de lanzarse los polvos encima, creando una atmósfera de pura alegría y una explosión de colores. Fue una experiencia liberadora, en la que cada participante, de cualquier edad, se dejó llevar sin preocuparse demasiado por el desorden, solo disfrutando el momento.

Al final del recorrido, había inflables para los niños, lo que hacía todo aún más divertido, y un escenario con música que llenaba el aire de energía, haciendo que todos los participantes se pusieran a bailar y cantar. En resumen, el Holi fue un verdadero festival de colores, alegría y comunidad, y estoy feliz de haber formado parte de él, especialmente ayudando a organizarlo.
Poco después llegaron las nuevas voluntarias, y una de mis primeras responsabilidades fue ir a recoger a Simona al aeropuerto. No fue una misión imposible, ya que Quart de Poblet está bien conectado con el aeropuerto a través del metro, que en solo cuatro paradas te lleva directamente al aeropuerto. Sin embargo, en el regreso, debido al horario tardío y el retraso del vuelo de Simona, tuvimos que tomar un taxi para regresar a casa.
El 18 de septiembre organizamos una gran fiesta de despedida de Laura, monitora de Amagatall. Para ella, y para la ocasión nos lanzamos a una noche de karaoke, que fue realmente divertida. No pensaba que cantaría tanto en público, pero debo admitir que nos lo pasamos muy bien.


Luego llegó uno de los viajes más esperados del mes: mi viaje a Bilbao, que además fue mi primer verdadero viaje por mi cuenta. Llegué el 20 de septiembre, y estaba feliz de ver una ciudad que, lamentablemente, no había visitado antes. Llegué por la noche, y la zona del albergue donde me hospedé era muy tranquila y bien ubicada, tanto que me moví sin problemas incluso de noche, algo que me permitió sentirme más independiente. Bilbao fue una excelente elección como mi primer destino de viaje sola, ya que me dio la oportunidad de aprender a navegar en una ciudad nueva y de disfrutar de la libertad de hacerlo a mi propio ritmo. Al día siguiente, el 21 de septiembre, participé en un tour organizado que me ayudó mucho a orientarme por la ciudad. Bilbao es una ciudad que mezcla tradición y modernidad, y ver cosas como el Museo Guggenheim fue algo increíble.
El 22 de septiembre, me dediqué a otro punto famoso: el Museo Guggenheim, que se ha convertido en el símbolo de la ciudad, y a pasear por sus calles, disfrutando de la atmósfera. El 23 de septiembre, también hice una excursión en coche, que nos llevó a varios puntos interesantes en los alrededores de Bilbao. En particular, paramos a comer una deliciosa tarta de queso y a visitar el mirador de Artxanda, desde donde se puede ver toda la ciudad. Para acceder al mirador, tomamos el funicular, y una vez arriba, la vista fue impresionante.









Después de Bilbao, el 27 de septiembre, volé a Lanzarote, donde pasé algunos días con Adriana y su hermano. Fue un viaje muy especial, en parte también porque Adriana fue mi taxista personal. Hicimos un recorrido en coche para descubrir la isla, visitando lugares extraordinarios como La Geria, la región vinícola famosa por sus paisajes volcánicos. La belleza de Lanzarote es que es completamente diferente: sus formaciones rocosas, los colores increíbles y el contraste entre el mar y la tierra la hacen única. Y si se preguntan qué hacer en estas tierras volcánicas, además de degustar vinos, también visitamos algunas playas increíbles, como Playa Papagayo, donde el paisaje era tan hermoso que parecía sacado de otro mundo.
Durante nuestra estancia, Adriana también me llevó a conocer un par de lugares menos conocidos, pero igualmente maravillosos. Fue un viaje de descubrimiento y tranquilidad, alejado del bullicio, y me permitió desconectar un poco de la rutina.






Curiosamente, el día que me fui a Lanzarote, también fue el día en que dejé mi antiguo apartamento. Al regresar de Lanzarote, me mudé al nuevo apartamento para voluntarios en Quart, lo que marcó el comienzo de una nueva etapa.
Septiembre también fue un mes de reflexiones y crecimiento personal. Tuve la oportunidad de conocer a muchas personas nuevas, vivir experiencias inolvidables y descubrir mucho sobre mí misma. Hubo mucha convivencia, desde las risas del karaoke hasta las charlas con las nuevas voluntarias, y aprendí mucho, como siempre, de esta aventura que no deja de sorprenderme.