Tras la historia de una nueva aventura

Un joven descubre el maravilloso mundo europeo y decide viajar para conocer nuevos lugares y abrir su mente.

Me llamo Melquiades y he aterrizado aquí en Silla hace un par de meses gracias al proyecto europeo del Cuerpo Europeo de Solidaridad (CES) realizando mi aporte en el Espai Jove ayudando a dinamizar las distintas acciones que se llevan a cabo día a día.

Este es mi segundo proyecto CES y el cuarto en el mundo de Proyectos Europeos.
Todo esto empezó en mis prácticas de Integración Social, donde me presentaron un mundo nuevo en el que podía realizar proyectos y formarme a la vez que aportaba y ayudaba en las comunidades a las que iba.

La primera parada de este viaje se originó en Bulgaria, allí realizamos una formación durante 10 días muy completa para aprender a trabajar y a motivar a los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban y que culminaría con un intercambio juvenil en el que pondríamos en práctica todo lo aprendido en ese curso de formación.

En esas dos paradas del viaje me dió tiempo a conocer e impresionarme de la magnitud de cosas que se venían, entender que no estaba solo en este camino que comenzaba y que pronto tendría compañeros que me acompañaría de por vida en este trayecto, a mejorar mis habilidades sociales y mi autoestima; y a entender que no importa que idiomas hables porque todos te llegan a entender aunque sea en un inglés malo.

En medio de esas visitas a Bulgaria me tocó hacer un alto en el camino aterrizando en Rumanía, más específicamente en Prahova, en la Comuna de Tesani donde realicé mi primer Proyecto CES grupal de dos meses que me dió la oportunidad de conocer nuevas metodologías, especialmente enfocadas a la educación no formal, nuevas culturas y nuevas formas de intervención con adolescentes y jóvenes.

Éste alto en el camino fue inesperado ya que ocurrió durante la primera visita a Bulgaria en el curso donde el formador, uno de los últimos días, se acercó a una compañera y a mí y nos pidió que le acompañáramos a realizar este proyecto. Cabe recalcar que fue una gran experiencia con treinta jóvenes más en la que aprendimos los unos de los otros.

Finalmente, y durante mi estancia en Rumanía, reflexioné que esta experiencia tan grandiosa no podía terminar allí y me embarqué en la búsqueda de lo que sería una nueva aventura para mí nunca realizada; un proyecto de un año fuera de mi casa y mi zona de confort.

Y así, buscando y buscando, apareció ante mí el proyecto en el que me embarco ahora, una posibilidad de volver al lugar donde nací, donde puedo conocer mucha gente y hacer muchos amigos.

Al principio, todo fue un caos, ya no solo material por tener que mover toda mi casa, si no también de emociones ya que se juntaban emociones y sentimientos de alegría y expectación por empezar algo nuevo con sentimientos de miedo y tristeza por dejar atrás todas mis amistades y no saber lo que me esperaba.

Y aquí estamos actualmente, tras tres meses de proyecto he conocido a muchas personas, numerosos proyectos que para mi son innovadores, anécdotas que nunca olvidaré y un gran equipo que me ayuda a seguir conociéndome y aprender cosas nuevas.