TODO MENOS LOS NIÑOS.

Siempre he asociado a los niños pequeños con los gatos: comen, beben y duermen, hablan un idioma extraño y solo te buscan cuando lo necesitan.
Ahora trabajo con los niños. Mi mamá no lo creía, mis amigos tampoco. Yo con los niños. Además de no creerlo, mi mamá se preocupaba por mi salud, porque nunca me habìa acercado mucho a una de estas creaturas. Empecé a acercarme a las extrañas criaturas a finales de febrero. Al principio no entendía nada de lo que me decían. Puede ser porque hablaban en español y yo en italiano.
Luego comencé a estudiar el idioma y las extrañas criaturas trataron de hablarme, esforzándose por explicar los nombres de las cosas y esforzándose incluso más que los adultos. En resumen, si hubiera necesidad de explicar el nombre de un objeto, interrumpirían sus juegos para hacerlo.
Descubrí que además de dormir y comer interactúan entre ellos y realmente tienen mucha imaginación. Las extrañas criaturas tienen la capacidad de pasar tardes enteras divirtiéndose con solo un papel o una pelota.
Cada vez que me ven me saludan con mucha alegría y no me buscan solo cuando tienen necesidad, quizás me han ayudado más que yo a ellos.
Estas extrañas criaturas no son tan malas.