Si crees que no tienes suerte, léeme
Si mi viaje de vuelta de Letonia fuera una imagen sería una de las siguientes.
Pues si queridos amigos, porque me fui a un Training Erasmus a Letonia (del que hablaré en el próximo blog, traaaanquilos!!) y mi viaje de vuelta fue más largo que el camino de Santiago de Compostela.
Todo empezò a las 4:30 de la mañana, cuando tuve que despertarme (por suerte no estaba sola) para ir y tomar el autobús para ir desde Gauja a Riga, y luego tomar un autobús desde el centro de Riga al aeropuerto. Creo que fué la primera vez en mi vida que llegué con tan temprano (quizás alguien me quería castigar).
Habiéndonos levantado muy pronto, decidimos descansar un rato en la sala de espera del aeropuerto y hasta ahora todo bien.
Se suponía que el vuelo saldría a las 9:35, por lo que las puertas de embarque estaban programadas para cerrar a las 9:05, pero todavía no había personal de Ryanair.
Después de unos minutos nos han informado de un retraso de 30 minutos.
Despues de este vuelo, yo tenía un vuelo de conexión a Viena y tenía una hora y cincuenta para cambiar de avión. Con media hora de retraso, todavía estaba bastante tranquila porque en el aeropuerto de Viena no hace falta salir y pasar por los controles de seguridad una vez más.
Después de media hora, la fatídica “media hora” de retraso, todavía no habìa nuevas informaciónes.
Básicamente cada hora nos decían que el vuelo tenìa una hora más de retraso. A las 13 subimos al avión, en el que permanecemos parados durante una hora y medio, luego de lo cual nos informan que debido a una fuga de aceite y la falta de documentación para salir, el vuelo aún tardará mucho, nadie sabe cuánto tiempo, pero no vale la pena quedarse a bordo.
Así que volvamos a la sala de espera (son las 14:30) ya me había perdido el otro aviòn y, dado los costos exagerados de los vuelos, debí haberme quedado una noche a dormir afuera.
Así que decido consultar para cambiar el vuelo (lo de Riga a Viena), pero el próximo vuelo disponible, con asientos libres, habría sido solo dos días después, el miércoles, por lo que decido que la mejor idea era ir a Viena y buscar allì una soluciòn.
A las 17:00 nos embarcamos otra vez con aparente prisa por la necesidad de salir lo antes posible aunque, hasta las 18:00 no salimos.
Después de dos horas llegamos a Viena no hemos parado en el areopuerto para intentar buscar nuevos vuelos para volver a casa. Después de eso tuvimos que reservar un hotel para pasar la noche.
Al no haber tenido tiempo de ver la ciudad (en tren se tarda como una hora en ir del aeropuerto al centro de la ciudad) decidimos poner el despertador a las 6 para hacer un tour y visitar la ciudad muy rápido.
A las 9:30 tomé el tren al aeropuerto y todo parecía estar bien.
Parecia. Tenía un vuelo de las 12 a Palma de Mallorca y luego un vuelo de las 15:45 a Valencia.
Después de subir al avión, entran cuatro policías (tengo pruebas fotográficas) para sacar a un hombre que, porlo que he entendido, no quería mostrar su pasaporte. En todo esto hemos perdido media hora.
Se suponía que íbamos a llegar a las 2 pm. El segundo vuelo saldría a las 15:45, cerrando la puerta a las 15:15. Entre varios inconvenientes llegamos a las 15:05. corrí Llegué a mi puerta a las 3:11 pm. Yo también estuve a punto de perder este avión.
Pero eso no es todo, porque mi último avión debía llegar a las 16:40, para tener tiempo de llegar a la estación de Valencia para coger el tren a las 17:13. En cambio, llegó a las 5 de la tarde.
Conclusión? Si crees que no tienes suerte, lée este texto (y visita letonia que es muy bonita).